lunes, 28 de septiembre de 2009

Amores Imperfectos


La obra Amores Imperfectos fue concebida de forma colectiva por sus actores, componentes del Club de Lectura de la Biblioteca del Centro de Desarrollo Integral para Adolescentes y Jóvenes CEDIPAJ, que plantearon inicialmente los temas que querían abordar y, más tarde, los personajes que pondrían en escena esa temática, relacionada principalmente con los problemas de los adolescentes y jóvenes de su contexto social. A partir de esa base, comenzamos a trabajar en la escritura del libreto. La obra fue representada en el Colegio Santo Domingo Savio, de la zona Sud de Cochabamba, Bolivia, el día martes 25 de agosto de 2009, con motivo de la Semana Cultural en conmemoración de las Bodas de Plata de la ONG Taller Cultural Tinku. La obra fue redactada y co-dirigida por los responsables de la Biblioteca: Carlos Arce Moreno y Carlos Maroto Guerola.

PERSONAJES:

EL POETA
LA PASIVA
EL MALO
LA TRAVIESA
EL BUENO
LA CONSEJERA
LA GRIPE A
INTERNET
LA PERDICIÓN
LA VOZ DE LA CONCIENCIA

ACTO I

ESCENA I

(El escenario es completamente negro. Todos los personajes aparecen en escena, todos petrificados, sin moverse. Todos visten ropa negra, de forma que, con el efecto de la luz, sólo se percibe desde el público la cara, las manos y los pies descubiertos de los personajes. El foco ilumina a los personajes que hablan, que entran en movimiento. El orden de los personajes en el escenario es el orden en que aparecen las personas en el apartado “Personajes”)

EL POETA -
(El foco ilumina al poeta, que entra en movimiento. Dirigiéndose a La Pasiva, empieza a recitar.)

"Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos”.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito…"

(La Traviesa, que entra en movimiento, le interrumpe bruscamente)
LA TRAVIESA - ¡Calla mentecato! Poeta, ¿no te das cuenta de que la Pasiva no te da bola? ¡Eres un flojo! ¡Siempre con tus poesías! Tienes que cambiar de táctica o de objetivo, ¡looser! (haciendo una señal con la mano)

EL POETA – Pero Traviesa, mi corazón arde en deseos por la Pasiva (señalándola), cuán inocente ella es, cuán bella, cuán pasiva… Mírala, obsérvala, tócala (piensa un instante…), no, mejor no la toques… Ten por seguro que nunca saldrá de su pasividad, de su vulnerabilidad. ¡Es tan maleable! ¡La adoro!

LA TRAVIESA – ¡Congélate y déjame en paz, que eres un pesado!
(El poeta se congela. La Traviesa se dirige a la Pasiva, que se descongela)

LA PASIVA - (con dejadez) ¿Sí?

LA TRAVIESA - ¡Pasiva! ¿Sabías que el pelele del Poeta está locamente enamorado de ti? Dice que le chifla tu vulnerabilidad. ¡Vaya peregrino!

LA PASIVA – Bueno… Puff… no sé… hombre, si tanto le gusto, a lo mejor debería darle un poco de bola… pero… no sé… a mí quien me fascina es el Malo, aunque bueno… no tanto… no sé… depende… quiero decir… depende… Pero creo que el Malo está buenamente enamorado de vos…

LA TRAVIESA - ¡Qué changa desabrida! A mí me tiene sin cuidado que el Malo se fije en mí, me repugna su maldad, su mala fe, su mala leche, en fin, su mala onda. Yo soy más de… en fin… bueno… quien me gusta es… El Bueno… El Bueno es un ñato como Dios manda, hecho y derecho, con los pies en la Tierra y la mente en el cielo, un hombre de provecho. (suspirando) ¡Ah, el Bueno!

(La Pasiva hace un gesto de indiferencia y se congela)

LA CONSEJERA – (Se descongela y se dirige a la Traviesa) Traviesa, deja que te ilumine con mis sabios y lúcidos consejos. Escuché casi sin querer la conversación que mantenías con la Pasiva. El Bueno por desgracia está prendido por mis encantos consejeros, por mi sensatez, por mi diafanidad, por mi lucidez... Si quieres que el bueno se fije en ti, deja tu desfachatada forma de actuar, déjate de travesuras sin sentido y encandilarás al Bueno, que tan bondadoso es, tan benévolo, tan beneficiente, tan venerable, tan beneplácito, tan benedicto… y por eso tanto me ama. Ese es mi consejo. He dicho.

(La Traviesa hace un gesto de picardía y se congela)

LA CONSEJERA – (dirigiéndose al público) – No obstante, quiero ahora referirme a otro asunto peliagudo, que no deja de rondar por mi despejada y oportuna cabeza. He de hablarles de algo que me quita el sueño y el hambre, que me hace suspirar, me encoge el corazón y me hace sentir mariposas en el estómago. Algo que me hace dar millones de consejos, que potencia mi carácter consejero de Consejera. Es mi gran amor, ahí lo tienen: La Gripe A: A de angelical, A de autoestima, A de auspicioso, A de auge, A de apto…

EL MALO – (descongelándose de manera abrupta) - ¡A de Animal!
(se congela abruptamente)

LA CONSEJERA – (muy emocionada) Les aconsejo que para protegerse del amor de mis ensueños, o sea, la Gripe A (señalándola), cubran su boca al toser o estornudar con un lindo pañuelo o con su brazo… ¡mas nunca con las manos! Que utilicen el antebrazo, que se laven las manos con agua y harto jabón, pero sobre todas las cosas… ¡Nada de darse la mano! Y mucho menos… ¡Nada de besos y abrazos..!
(se congela)

EL MALO – (descongelándose) ¡Qué pesada esta Consejera! ¡Todo por esa embustera! ¡Pinche Gripe! A mi me late que hay algo detrás de todo esto…
(se congela)

LA GRIPE A – (Se descongela y, dirigiéndose al público) Tuve que inventarme a mi misma… Mi economía andaba de capa caída, hasta que se me ocurrió ser lo que soy ahora, tanto chanchito junto que decidí mezclarme con ellos en el chiquero y empezar a vender medicamentos y barbijos en mi contra a diestra y siniestra, sin ton ni son, dele que te dele… Y ahora todo va mejor… Gracias a mi amor no correspondido, él que tan bien difunde las pésimas noticias sobre mis víctimas, que tanto pavor crea en sus usuarios, mi amorcito… ¡INTERNET! ¡Internecito, yo te amo!

INTERNET – (descongelándose) ¡Pinche Gripe! No tienes nada que hacer, ¡virulenta!¡pandémica! Mi corazón cibernético, que tantas relaciones superficiales crea a través de mi red, que tanto daño hace a la juventud, pertenece, ¿cómo no? a la Perdición, ese ser abstracto que me pierde, me enajena, me descompone, ¡Oh Perdición mía! ¡Alma rebelde, qué perdido me tienes! ¡Por ti vendería el correo electrónico! ¡Por ti dejaría el messenger!

(La Gripe A se suena la nariz, tose aparatosamente y sin precaución sobre el público y se congela)

LA PERDICIÓN – Internet, bien se que te mueres por mis huesos pero… no soy buena para ti, yo ya poseo un lazo indestructible con la Voz de la Conciencia. ¿Por qué? Porque siempre me tiene en cuenta, siempre aparezco en ella cuando hay que tomar una decisión controvertida, porque siempre soy una opción… (olvidándose de la Voz de la Conciencia) ¡Oh! ¡Es más, ahora estoy viendo una ocasión para corromper a alguna víctima!
(señalando a todos)

LA VOZ DE LA CONCIENCIA – (Descongelándose y con tono parsimonioso) - ¡No seáis así, insensato!

POETA - (se descongela) - ¿Qué dijiste, Voz de la Conciencia?
(Cada vez que alguien pronuncia “Voz de la Conciencia” o “Voz”, todos los personajes emiten un sonido vocal grave. Ahora, todos se descongelan, y con las manos hacia el cielo emiten ese sonido y se vuelven a congelar)

LA VOZ DE LA CONCIENCIA - ¡No he dicho mentecato, he dicho insensato! ¡Este poeta no tiene muchas luces pero me enciende, oh Poeta, ¡pero vaya que me obnubilas!

POETA – (El poeta sigue con el poema y todos quedan congelados)

"Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo."

FIN DEL ACTO I


ACTO II

ESCENA I - EL MALO, LA TRAVIESA e INTERNET


(Los personajes aparecen vestidos de forma habitual. El escenario es un cuarto vacío, con dos sillas blancas y una mesa blanca. El Malo y la Traviesa escriben cada uno en unos teclados cuyos cables van a las manos de Internet, sentado en posición de loto sobre la mesa en el centro del escenario. Internet mantiene su vestimenta negra, pero con una arroba grande en el pecho)

EL MALO – (tecleando y hablando en voz alta) – Hola

INTERNET – (en tono totalmente impersonal y apático) - Hola

LA TRAVIESA – Hola, ¿qué tal?

INTERNET – Que dice que hola qué tal

EL MALO - ¿Cómo te llamas? ¿Puedes describirte?

INTERNET – Que dice que cómo te llamas, que te describas

LA TRAVIESA – Pues… Me llaman la Traviesa, tengo 17 años y soy de Cocha, soy alta, guapa y me gusta tomar en serio las relaciones entre las personas.

INTERNET – Oye Malo, que dice que la llaman Traviesa, 17 años, Cochalita, alta, guapa y seria con sus relaciones.

EL MALO – (para sí, sin teclear, sonriendo hacia el público) ¡Es la Traviesa! ¡Es mi oportunidad de conquistarla! ¡Seré, como soy, Malo y mentiré, haciendo honor a mi maldad y a mi mala fe! ¡Ah, me olvidaba, y a mi mala leche! (tecleando) Yo tengo 25, soy extranjero, y soy bastante alto, requeteguapo y por supuesto que me encanta tomar en serio las relaciones, tanto que nunca me río cuando estoy con alguien (mira al público con complicidad, emitiendo una risa maliciosa). Soy todo un partido.

INTERNET – Es un gran tipo, dice, y que no se ríe.

LA TRAVIESA - ¡Genial! Yo ya me río por los dos, ¿te gustaría que nos viéramos?

INTERNET – Que si quieres verla

EL MALO – No puedo… Mis padres me castigaron porque dicen que soy desobediente y rebelde, que nunca les hago caso, y que soy malo, honrando a mi nombre, a mi mala onda, así es que soy, es bien cierto, no lo puedo evitar
(dice meditabundo, orgulloso)

INTERNET – Dice que no le viene bien

LA TRAVIESA – Bueno, tú te lo pierdes

INTERNET – Que tú te lo pierdes

EL MALO – Bueno, tengo unos amigos que tal vez organicen una fiesta esta semana… Si te interesa te aviso, te mando un e-mail y un sms con los detalles. Te conviene, créeme. (Fanfarroneando) No te conozco mucho pero creo que soy el hombre de tu vida .

INTERNET – Que hay una fiesta… o algo así, que ya te mandará los detalles a través de mis servicios.

LA TRAVIESA – Ok, mis padres también están enfadados conmigo porque dicen que siempre consigo lo que quiero y que soy una mentirosa, pero si me dejan, iré.

INTERNET – Bueno, ya me cansé, me desconecto.

EL MALO y LA TRAVIESA - ¡Pucha, se colgó! ¡No hay conexión!


ESCENA II - LA CONSEJERA, LA PASIVA, EL BUENO y EL POETA

(El escenario se divide en dos partes, en una se encuentran la Consejera y la Pasiva, y en la otra el Bueno y el Poeta. Aparecen todos congelados. Cuando el foco ilumina la parte izquierda del escenario se descongelan la Pasiva y la Consejera, que reanudan un diálago supuestamente anterior)

LA PASIVA – (apática y con desdén) Consejera, ¿y tú crees que me importa lo que tú hayas podido sufrir o sentir con el cambio del campo a esta ciudad?

LA CONSEJERA – Pese a que no te importe, porque en realidad nada te importa y eres voluble y sinsentido y no sé ni por qué te tengo como amiga –será que eres la única que me aguanta, o ni siquiera, pero no dices lo contrario-, te contaré que me vine del campo a la ciudad siendo aún bien joven (más aún de lo que soy ahora), en busca de mejores horizontes y más amplios.

LA PASIVA - ¿Y?

LA CONSEJERA – Te aconsejo que prestes atención y no seas insolente. Te decía, Pasiva, que una de las cosas con las que tropecé fue con una piedra, no, es broma, tropecé con una diferencia en el trato, una ligera marginación subrepticia.

LA PASIVA - ¿Ictericia?

LA CONSEJERA – No, subrepticia quiere decir “que se hace o se toma ocultamente y a escondidas” y no “enfermedad caracterizada por coloración amarilla de la piel, debido a la presencia en la sangre y en los tejidos de pigmentos biliares”

LA PASIVA – Ah

LA CONSEJERA – Aquí en la ciudad, sin embargo, puedo continuar estudiando, y de ahí estos vocablos. ¡No me interrumpas más! Al principio la gente me discriminaba, por lo que tuve que modificar algunos aspectos de mi personalidad, por ejemplo, me volví más fashion, más in, más out, más in&out, más guau, y en ese afán despertó en mí el don de la consejería, y la verdad que perdí un poco de mi misma, pero no hay mal que por bien no venga, y más vale pájaro en mano que ciento volando.

LA PASIVA – A quien buen árbol se arrima…

LA CONSEJERA – Amanece más temprano.

(La Pasiva y la Consejera se congelan. En el otro lado se descongelan el Bueno y el Poeta, que reanudan una conversación supuestamente anterior)

EL BUENO – (ingenuo) Poeta, ¿y cómo es que dices que te sientes solo, taciturno, y anacoreta?

EL POETA – (fanfarrón y cursi) "Estoy solo, pues solo nací
Y así me hei de ir
Soy taciturno
Porque bebo en taza y soy nocturno
Y anacoreta
de tantas veces que me rompieron la jeta."

EL BUENO – Ah, mirá vos. ¿y lo de fanfarrón de donde te viene?

EL POETA – El ser humano, mediocre, medio, básico, no entiende la sensibilidad poética. Es menester una gran dosis de abstracción para entender el alma del poeta. Así, decidí recluirme en mi soledad (gritando) ¡Cuán sula deambula el alma de un poeta en medio de la tormentosa vida cotidiana de los hombres mediocres! ¡Incomprendida la pobre alma, sin pena ni gloria! Y por ello es, que a base de semejante incomprensión he de fanfarronear, para fingir que soy todo aquello que no soy, todo aquello de lo que carezco. ¿Entendisteis?

EL BUENO – Yo también estoy un poco fregado, la verdad.

EL POETA – "Amigo Bueno:
Fregado, mal has estado
Contadme vuestra desdicha
Intrascendente mortal, atillcha"

EL BUENO – En realidad soy una víctima de la sociedad injusta y cruel en que habitamos, es tal la maldad que nos rodea, que un Bueno como yo, está abocado a que otros de él se aprovechen. Estamos aquí para morir o para matar, pues yo para morir…

EL POETA - "Como el toro he nacido para el luto y el dolor, como el toro estoy marcado por un hierro infernal en el costado y por varón en la ingle con un fruto."

EL BUENO – ¡Oye Poeta, cállate que estoy hablando!

EL POETA – Perdón

EL BUENO – ¡Si hasta mis padres me castigan por ser tan inocente! Estoy harto de este estigma de bondad, habré de ser pues malo.

EL POETA - ¿Hacemos un rendez-vous en tu casa?

EL BUENO - ¿Un rende qué? No dejas tus mentecateces.

EL POETA – Una fiesta, farra, jarana, chupa, sarao, fandango, ignorante.

EL BUENO - ¿Un ignorante en mi casa?

EL POETA – ¡No, ignorante tú! ¡Inculto! ¿Organizamos una fiesta en tu casa?

EL BUENO – (Dubitativo) Ya pues… mis padres no lo verán bien pero… todo sea por un amigo…

EL POETA – A quien buen árbol se arrima…

EL BUENO – Amanece más temprano.

(El poeta y el bueno divisan la otra parte del escenario, a la Pasiva y a la Consejera, y ambos quedan prendidos, con la boca abierta)

EL POETA – Mira que la vida me sonríe, ¡he ahí mi musa!

EL BUENO – Mira que la vida me sonríe también, ¡he ahí de mi corazón la intrusa! ¡Pucha, todo se pega menos lo hermoso, ya me estoy pareciendo al Poeta! ¿Las invitamos a nuestra fiesta?

(El Poeta y el Bueno se acercan a la otra parte del escenario, saludan a La Pasiva y la Consejera, éstas se descongelan, y todos juntos hacen mutis por el foro)


ESCENA III - LA PERDICIÓN y LA VOZ DE LA CONCIENCIA

(El escenario sigue siendo negro, pero aparecen algunos elementos típicos urbanos [banco de plaza, farola, basurero público, etc.] La perdición aparece en escena, de gabardina, con el cuello levantado, con aire de fugitiva e incógnita, fumando y con una botella de trago en la mano. Sobre el fondo negro, aparece una luna menguante y varias estrellas, para dar idea de nocturnidad. La Perdición se desliza de manera furtiva por la ciudad nocturna. Un haz de luz ilumina el deambular de la perdición)

LA PERDICIÓN – (pensando en voz alta) Qué frío, quien pudiera encontrar un rinconcito para acostarse, esta noche perruna que se me mete en los huesos, y nadie me da cobijo, tan malo es mi aura, tan desgraciada es mi estirpe, tal es mi mal agüero, tan qhencha, así es la perdición que soy, así me parió mi madre y así he de morir, desgraciado y contagiador de desgracias. La peste. Pero ¡Ay de mi! ¡Ay de mi corazón embaucado por la dulce voz de la conciencia! ¡Mi antítesis, mi antídoto, mi mímesis, mi síntesis, mi simbiosis, mi trombosis, mi silicosis! ¡Voz de la Conciencia, amor mío, la única capaz de cambiar mi depravado destino!

(Cuando termina su monólogo, repentinamente se topa con La Voz de la Conciencia, que está vestida en tonos claros, y en la cara tiene un espejo donde se refleja la cara de su interlocutor. Se encuentran en escena, y es entonces que el escenario se ilumina tenuemente. En ese momento, La Perdición suelta abruptamente el cigarro y oculta la botella de alcohol, avergonzado)

LA VOZ DE LA CONCIENCIA - ¡Ahá! ¡Bicho malo nunca muere! ¡Ya estás por aquí, sabandija!

LA PERDICIÓN – (en tono nervioso, tartamudeando) Pepepepepe… pero, amor mío, digo, cariño mío, digo, voz, digo, vocecita, rumorcito, soplidito, ¿cómo usted por aquí?

LA VOZ DE LA CONCIENCIA – ¡Ah bribón! ¡Sabes cuán malo es el trago para ti, rata inmunda! ¡Y ese cigarro cancerígeno, que corroe tus pulmones, tus dientes y tus uñas! ¡Pecadooooooooooooor! ¡Arrepiéntete! (La Voz de la Conciencia pone sus manos sobre la cabeza de la Perdición, a modo de ritual y gritando dice) ¡Fuera Satanás! ¡Fuera de este ser melindroso y piojoso!

LA PERDICIÓN – (con aire arrepentido) Qué bien que me exorcices, en verdad, quería hablar contigo, Vocecita, dulce susurrito, arrullo para mis oídos, quería en verdad… tomarte en matrimonio.

LA VOZ DE LA CONCIENCIA – (sorprendida) ¿Cómo?

LA PERDICIÓN – Come nomás si tienes hambre
(ofreciéndole repentinamente un mendrugo de pan que extrae de los bolsillos de su gabardina)

LA VOZ DE LA CONCIENCIA – Sí, muchas gracias, muy amable. ¿Qué decías?

LA PERDICIÓN – Que me gustaría tomarte en matrimonio.

LA VOZ DE LA CONCIENCIA - No, matrimonio no, gracias, pero tomar té sí. No estaría mal para acompañarlo con el pancito.

LA PERDICIÓN – (sacando una bolsita de té de la gabardina y un vaso) – Oye, pues mira, por aquí tengo una bolsita, aquí tiene, susurrito. Ya pues, ¿me acepta como esposo? Puedo cambiar, dejaré mis malos hábitos, mis malas conductas, me internaré en un reformatorio, donde haga falta, sé que eres la única capaz de salvarme del camino erróneo.

LA VOZ DE LA CONCIENCIA – Bueno… en verdad, no te convengo, pues verás, no soy muy divertida, me quedé sin amigos ha tiempo atrás. Soy muy pesada, así tipo, siempre digo que no a todo, merodeo sin cansancio por la mente de las personas, que si esto sí, que si esto no, que si esto te va a ir mal, que si te conviene, que si… muy cansina, y bueno, yo como quieras, ¿no? que para que uno que me ofrece matrimonio no me voy a andar con remilgos, pero que soy sosa, ¿eh? En realidad mi amor es el Poeta, pero… si tienes un poco de plata y eres de buena familia… hasta la Voz de la Conciencia se vende por unos pesitos. Acepto.

LA PERDICIÓN – Hombre en ese caso… Familia… pues no, mi padre murió de cirrosis y mi madre me abandonó ya hace tiempo, he pasado problemas con las drogas… y bueno, plata lo que se dice plata… plátano tengo por aquí si quieres
(sacando un plátano de su gabardina)

LA VOZ DE LA CONCIENCIA – A nada…
(Acepta el plátano y se marchan de la mano, mientras la Perdición le da un trago a la botella de alcohol y mira hacia el público con sonrisa cómplice)


ESCENA IV – LA GRIPE A e INTERNET

(En el centro del escenario nuevamente aparece una mesa sobre la que se sienta Internet en posición de loto;, un cable emerge de su mano, que va a dar a un teclado, que teclea La Gripe A, que escribe un blog. Mientras, Internet hace “Om” como un mantra)

LA GRIPE A – Aunque nací en México, o eso dicen, en la frontera con los Estados Unidos, no me considero ni de aquí ni de allá, vengo a ser lo que se denomina ciudadana del mundo, así, mundana, campechana, así soy, para todo valgo, igual enfermo, que mato, así, eh, de buenas a primeras, que te pillo desprevenido, y chas chas chas, estornudos, carraspeos, toses, dolores de garganta, de cabeza, mocos a diestra y siniestra, dolores musculares, ¡ay que gusto! ¡qué delirio! Y todo esto oye vino porque como ya dije yo venía de los cerdos, y bueno, resulta que así como el modo consumista y lucrocéntrico de la cosmovisión occidental, los pobres chanchitos han quedado hacinados así en la mitad de chiqueros que hace cincuenta años, y claro, estornuda uno, y estornudan todos, así es, y claro, pues se contagian, y este hacinamiento, llamó a las moscas, oye, y las moscas pues fueron que si para aquí que si para allá, porque claro, como tienen alas, pues las usan, y se van y contagian, porque muy pulcras no son. En fin, que así fue la cosa, la primera víctima, la segunda, y uno empieza y no puede parar ya, matar amigos, está mal decirlo, pero es un vicio, o yo lo veo así. Y claro, súmenle a esto, que todos los remedios contra mi persona, bueno, quiero decir, contra mi virus, los fabrica el mismo laboratorio, dirigido, claro, por el mismo hombre, que ha llegado a ser, secretario de defensa de un país muy importante, de cuyo nombre no quiero acordarme. Y claro, piensen, los musulmanes dejaron de comer cerdo por una peste hace ya… puuuuffff… muuuuuuchos años, y claro, imaginen que por esto de la gripe dejamos de besarnos, abrazarnos, darnos la manito, así, para saludarnos nomás, y claro, el roce es el cariño, ¿y qué es, portanto, el desroce? ¡EL DESCARIÑO! Y así vamos, abocados, a una eternidad sin besos de buenas noches, sin un hola qué tal cuánto tiempo, ven que te apachurro, ven a mis brazos. Que hay que tomar precauciones, como en todo, claro está, soy peligrosa, puedo matar, y les mataré, pero en fin… ustedes sabrán. Desde aquí se despide la Gripe A, desde su blog
http://www.lagripeanoestanmala.tos/


ACTO III

TODOS LOS PERSONAJES

(Todos los personajes se encuentran con barbijo en una fiesta en la que suena música y todos bailan. La luz se enciende y se apaga, a imitación de las discotecas. Suena “Hey boy, hey girl” de The Chemical Brothers. Se ven en grupos [de derecha a izquierda]: El Poeta, el Bueno e Internet; en otro grupo, La Pasiva, la Traviesa y la Gripe A; y en otro, la Consejera, la Perdición y la Voz de la Conciencia).

(Baja el volumen de la música y se escucha hablar a los personajes, que hablan para aquellos personajes que se encuentran en sus grupos mencionados arriba)

EL POETA - ¡Mira a mi amor la Pasiva, cuán lasciva, se la ve tan voluptuosa con esta bebida espirituosa!

LA PASIVA - ¡Oh, mira mi Malo, qué malote, qué rebelde, qué indomable, qué peligroso, en cualquier momento hace una de las suyas y chás! ¡Nos convierte al mal! ¡Amor mío, Malote, quién fuera pecado para estar dentro de ti!

LA CONSEJERA – (la Perdición y la Voz de la Conciencia se acurrucan acaramelados, la Consejera, aburrida, refunfuña para sí misma). ¡Oh, qué seres aburridos! Este ambiente no es propicio para mi cotidiana labor de consejería, cuánta insensatez, ¡cuánta inconsciencia! Hasta la Voz de la Conciencia se hunde en este torbellino de fatuidad, mírenla, tomada por la Perdición. ¡Es el fin del mundo! ¡Gripecita, si me pudieras oír, si tuviera el valor suficiente para hablar contigo! ¡Acaba con estos seres contagiosos, y no les perdones, Gripecita Acita mía, porque sí saben lo que hacen!

(Cambia la música, suena “La Primavera” de Las cuatro estaciones de Vivaldi y la Danza Húngara de Brahms)

EL BUENO – ¿No creen amigos contertulios, que está la noche amena pero trivial, un tanto obscena? ¿Consideran que es éste el ambiente en que la juventud ha de relacionarse, tan cerca de vicios, tentaciones y concupiscencias?

INTERNET – Bien observas, amigo Bueno, en realidad estimo que no es este el lugar ni la circunstancia para que jóvenes como ustedes se relacionen, pues según mi cibernético parecer, una buena manera de relacionarse, sin tocarse, lejos del peligro, es a través de mis interfaces, de las redes sociales y páginas web que yo coordino y manejo, un tanto deshumanizadas, pero seguras, nada de enfermedades, sin nada de roces. El roce hace el cariño y cosas mucho peores.

LA TRAVIESA – Amigas Pasiva y Gripe A, ¿cómo la pasan? A veces, aunque no lo crean, un aire de profundidad me invade, haciéndome sentir culpable de ese mi superficial carácter habitual, tan común a la sociedad, vestimos máscaras que ocultan el verdadero rostro de nuestras almas, y así pues, nos vemos condenados a la infelicidad de los complejos y las torturas existenciales. ¡Tan necesaria es la sinceridad con uno mismo y con los demás! ¿Qué opinan, amiguitas? ¿He de lanzarme a por el Bueno? ¡Bueno, pero que estás rebueno!

LA GRIPE A – No te pongas tan existencial que nos amargas la existencia. (Para sí) Tengo que hacer que estos seres se besen y se contagien. ¡Perdición! ¡Ven aquí! ¡Dile al DJ que se deje de esta música beata y que se ponga un cd de lascivo reggaetón! ¡bien machista lo quiero!

LA PERDICIÓN – Voy a consultar con mi amorcito porque… bueno.. ella es la Voz de la Conciencia y sabrá que es lo mejor para la sociedad en este momento.

LA GRIPE A - ¡Cállate mandarina! ¡Y haz lo que te digo!

LA PERDICIÓN – Como usted mande, señor Virus.

(La Perdición se va y suena música de reggaetón. Todos los personajes bailan alocados y se disponen en parejas de la siguiente forma Poeta-Pasiva, Malo-Traviesa, Bueno-Consejera, Perdición-Voz de la Conciencia. Mientras bailan todos empiezan a abrazarse y la gripe A va pareja tras pareja tosiéndoles encima.)

LA GRIPE A – Bésense, insensatos, ¡el amor les llevará a la ruina! ¡Este mundo está hecho para el odio! ¡Crean en el amor y el amor les destruirá! ¡Esta sociedad globalizada y capitalista necesita tanto de nuestro odio! ¡Odiénse los unos a los otros, como yo les he odiado!

(Los personajes continúan bailando, felices. De repente, en el sonido álgido de la música, todos empiezan a toser y a separarse, y uno tras otro, van desmayándose y tosiendo sobre el escenario, en el orden en que aparecieron en el Acto I. Mientras caen, suena la música “Thus Spoke Zarathustra - 2001 : A Space Odyssey” de Richard Strauss)

FIN

(Aplausos del público)

Taller de Literatura Creativa "Adela Zamudio"

A continuación, les ofrezco los textos que he producido dentro de las actividades del Taller de Literatura Creativa "Adela Zamudio" que he co-dirigido con Carlos Arce Moreno en la biblioteca del Centro de Desarrollo Integral para Adolescentes y Jóvenes de la zona sur de Cochabamba, Bolivia, como resultado de mi participación en el Programa Jóvenes Cooperantes de Castilla-La Mancha 2009. Para más información y textos del taller, les invito a conocer el blog de la biblioteca y del Club de Lectura de la misma, en la dirección www.bibliotecacedipaj.blogspot.com


SERAFÍN CON SU PAREJA (Actividad: Escritura de un cuento a partir de la visualización de un persona, un paisaje y una fecha)

Serafín, tienes las piernas cortas, las extremidades breves como un instante de carne. Serafín. Eres menudo como una gota de rocío, minúsculo como una be chica, regordete como un garbanzo. Cuántas comparaciones te vuelven incomparable, Serafín, eres único. Único porque tienes un solo cuerpo, una mente sola que te apabulla en los días de miedo y te exaspera en las noches de rabia. Eres único porque eres un individuo que posees cosas que son sólo tuyas: tus años, tus complejos, tu destino, tu suerte, tus noches en vela, tus tardes de soledad salvaje y mansa compañía. Tu idiosincrasia, Serafín, qué exclusividad tan tuya.
Este bosque es tuyo porque tú lo conoces y las cosas que conoces te poseen y vos posees aquello que conoces: posees tu nombre, lo que recitas y sientes de memoria… Estas hojas conocen tus defectos, Serafín, tus pies, tus puños, tu capa triste de bufón doliente. Este bosque sabe que eres ridículo, motivo de burla y carcajada inhóspita.
Pero en 1939 las cosas han cambiado. Estamos ya después de Cristo y después de Cristo las eras cambian y los gustos desesperan: Déjala Serafín ella ya no te quiere. Odia tu bigote moldeado y esa sonrisa que finges con una mueca. Odia el tacto de tus manos, tu lengua pegajosa que la tortura a besos. No sois de la misma calaña, no compartís ADN, tan sólo el aliento que abandona en ti como una limosna. Te repugna, Serafín, te repudia como a un hijo malnacido, como a un minidiablo te maldice.
Y por eso, porque la maltratas contra su voluntad animal de ser amada por un ser que la entienda, porque la privas de encontrar un alma lanuda que en ella y sólo en ella su especie perpetúe, porque la haces sufrir y te odia a conciencia, te repite insistente el mismo rechazo, el mismo grito que te duele en el fondo de tu enana miseria. Recuerda, Serafín, que a buen entendedor pocas palabras le cuesta entender que este ser no te ama. Cuántas noches, sometida, no te repitió esta letanía, sus gritos incontestables de fiera insatisfecha. Te lo ha dicho, Serafín, y su decisión no respetas. Oye cómo te rechaza, oye su palabra eterna: “¡Beeeeeeeeeeeeeeeee!”

COCHABAMBA, 16 DE SEPTIEMBRE DE 2009 (Actividad: Redacción de una carta a uno mismo, inspirado en una foto de su infancia)

Odiado vos:

Escribirte era lo último que deseaba hacer en esta vida, pero he encontrado tu foto y no me has dejado más remedio. He gritado al ver tu rostro, tu cuerpecito de niño menudo, tu amago de llanto intempestivo, tan a punto de desbocarse. Qué inocente este tú tan niño, qué insignificante, con el cabello invertido, qué pelucón horrible, por qué finges ya de tan pequeño, qué pose amasculinada, toda la vida posando, fingiéndote un niño que no eres.
He visto tu foto y he echado a correr. He corrido durante horas y me has perseguido hasta la cocina, hasta el baño, te has adueñado de la otra parte del espejo, sé que has usado mi ropa, te has hecho notar en la mente de mis conocidos, que te desconocen y te reconocen como si fueras yo mismo. Has venido tras de mí con tal fuerza, con lo menudo que eres tanto corres, me has agarrado de las piernas y me has hecho caer, en ese ímpetu juguetón que detesto en los niños, molesto, irreverente, insolente, inoportuno, mocoso.
Me has hecho caer y me has abrazado. ¡¿Quién te manda hacer tal cosa?! ¿Cómo osas a abrazarme así, sin pedir permiso? Sin rogar, me has besado en la mejilla, con lo que odio semejante atrevimiento.
Y por eso te escribo, porque cuando yo te odio tú me besas y cuando tú me odias yo te beso, porque ese niño complementario mi senectud prematura acelera, y este viejo antes de tiempo que me vive impedirá año tras año que mi juventud se muera. He abrazado tu foto y te he besado con cariño, pues necesito odiarte para quererme, odiarme para quererte, odiarte para quererte y odiarme para quererme.
Estimado vos, gracias por vivir en mí y permitirme escribirte esta carta incoherente.
Te amo con locura, un beso enorme.

"SIN HUELLAS NO HAY DINERO", DIJO UN BANCO A UN HOMBRE SIN BRAZOS (Redacción de una noticia a partir de un titular inusual)

“¿Brazos para qué queremos, si tenemos alas para volar?” reza el cartel en el puerto de la capital de Armless Island, una isla perdida en el desierto acuático del Océano Pacífico. En ella, sus habitantes, fruto de una macabra e inexplicable mutación, nacen sin las extremidades superiores, es decir, vienen al mundo sin brazos, hombros ni manos.
Hasta hace unas semanas, para esta tribu indígena, que ha desarrollado las más hábiles e ingeniosas técnicas de recolección de frutos y caza de animales, la banca completamente desconocida, hasta que el banco británico The Whole Body Bank arribó a la isla con promesas de préstamos hipotecarios, planes de ahorro, fondos de inversión, tipos de interés, fondos de pensiones y plazos fijos. Los habitantes de Armless Island, que durante siglos se habían mantenido ajenos a los avatares de la banca y las finanzas quedaron atónitos ante semejantes prestaciones, servicios y ofertas tan rentables. “Todos depositamos nuestros ahorros, tras convertir todas nuestras riquezas en dinero —inexistente hasta entonces en la isla— en el The Whole Body Bank. Eran tan tentadoras sus ofertas”, afirma un afectado.
Meses más tarde, Peter Armless Junior se dirigió al banco para solicitar un préstamo, con el objetivo era comprar una barca que le ayudase en sus labores de pesca. Fue entonces que los funcionarios de la sucursal, que abandonaban velozmente la isla en una potente lancha motorizada, gritaron desde lejos: “Sin huellas no hay dinero”. Así sentenció el banco feroz al hombre, atónito y sin brazos, tan indefenso.